El pobre nació sin una pata. Nadie lo quería como
mascota. Estaba abandonado. Iba gimoteando a todo el mundo, pero nadie le cogía
por tener tres patas. Todos los perros que tenían dueño se reían de él y los
que tenían cuatro patas también.
A él no le importaba que se rieran porque sabía que
por muchas patas que tenga uno, da igual, lo que cuenta es el interior.
Un día el coche de la perrera pasó por allí para
recogerlo y llevárselo a la perrera con más perros.
- Aquí estarás hasta el viernes- dijo un hombre.
El perro pensó que se lo iban a llevar y …¡¡¡¡¡ERA
VERDAD!!!!
El viernes fue a recogerlo una señora muy amable que
pensaba los mismo que él, “que lo que importa es el interior”. Y los dos
estaban muy contentos. Sobre todo el perro, que le llenó toda la cara de babas.
La señora le llamó “Coraggioso, que en italiana significa valiente.
Y FUERON MUY FELICES
Lucía Martínez García
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