Este cuento va de una bonita rosa
crecida del mejor rosal.
En la casa de enfrente de la de
mis amigas Carmen y María había un gran jardín, lleno de hermosos rosales,
margaritas y claveles. De todos los rosales, el más bonito, el de la hermosa y
gran rosa blanca. Destacaba tanto porque era un gran rosal, con una sola flor.
A esa flor la llamaron la rosa
solitaria.
María era la hermana pequeña y
más atrevida. Por eso un día que pasó junto al jardín, llamó a la puerta de sus
vecinos y preguntó por qué estaba tan sola esa rosa. Sus vecinos, Carlos e
Irene, le explicaron que era una especie de rosal un poco rara, que venía de
China. María se quedó sorprendida. Por eso quiso saber más sobre esa flor y
volver otro día. Pero Carlos era muy mayor y falleció. Plantaron un bonito
rosal chino al lado de su tumba y a los dos años crecía un enorme y bonito
rosal con un rosa solitaria. Irene no podía cuidar ya de su jardín, así que
Carmen se encargó de mantenerlo bien limpio.
Alba Ramírez Gómez
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