CHARLIE Y LA FÁBRICA DE
CHOCOLATE
Charlie vive con sus padres
y sus cuatro abuelos en una casita de madera en las afueras de una gran ciudad.
La suya era una familia muy humilde, sus comidas siempre resultaban escasas y
poco variadas y Charlie sólo podía comer chocolate una vez al año, el día de su
cumpleaños. Su mayor tortura era pasar cada día delante de la fábrica de
chocolate que había frente a su casa. Un día, el dueño de la fábrica, Willy
Wonka, anuncia en el periódico que ha escondido cinco Billetes Dorados en sus
chocolatinas y que los niños afortunados que las encuentren podrán visitar su
fábrica y obtener un fabuloso regalo. Charlie encuentra uno de ellos y junto
con su abuelo Joe y con los otros cuatro niños y sus padres, acude a visitar la
fábrica de chocolate. A lo largo del intenso día, sólo Charlie se porta bien,
obedece las indicaciones del dueño y, como recompensa a su humildad y
sensibilidad, recibe el gran regalo: es nombrado dueño y director de la
fábrica.
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